Revista Estudios Avanzados 33, diciembre 2020: 1-14 · ISSN 0718-5014 · DOI https://doi.org/10.35588/rea.v0i33.4666
La Schwulenwebegung alemana y el cine de Rosa Von Praunheim: una aproximación a los movimientos
de liberación disidentes de los setenta desde las manifestaciones culturales
The
German Schwulenwebegung
and Rosa von Praunheim’s Films: an
Approach to the 1970s Dissident Liberation Movements from the Point of View of Cultural
Manifestations
Atilio Raúl Rubino*
Resumen
El presente
artículo aborda la vinculación entre los movimientos de liberación gay-lésbicos
alemanes de la década del setenta y manifestaciones culturales, particularmente
con el cine de Rosa von Praunheim,
centrándose fundamentalmente en la película de 1971 Nicht der Homosexuelle
ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt (No es perverso el
homosexual, sino la situación en la que vive). Para eso, se propone un recorrido por los movimientos de liberación
gay-lésbicos de la década del setenta y de las particularidades que estos
tuvieron en Alemania en continuidad con la posterior emergencia de la
perspectiva queer, para luego analizar la película de Praunheim y su enorme influencia en los movimientos
sociales de la época y en la conformación de una contracultura Schwul. Nicht der Homosexuelle… constituye un punto de quiebre en la historia de la disidencia sexual
alemana, pues se dirigía al colectivo para llamar a abandonar la marginación y
organizarse para la lucha. La película proclama la necesidad de salir a pelear
por los derechos, de dejar atrás la sociabilidad de los baños y comenzar a tomar
las calles, a volver pública —y, con ello, también política— la sexualidad.
Palabras clave: Schwulenwebegung, cine alemán, cine queer, disidencia sexual, Rosa von
Praunheim.
Abstract
This article deals with the connection between the German gay-lesbian liberation movements of the 1970s decade with cultural manifestations, especially with Rosa von Praunheim’s films, focusing mainly on the 1971 film Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt (It is not the homosexual person who is perverse, but the situation in which they live). For this purpose, we shall first go through the 1970s gay-lesbian liberation movements and the particularities they had in Germany, showing a continuance in the subsequent emergence of the queer perspective; then, we shall analyze Praunheim’s film and its enormous influence in the social movements of the time and in the configuration of a Schwul counterculture. Nicht der Homosexuelle… stands out as a breaking point in the history of German sexual dissidence, for it addressed the collective, with a calling to abandon marginalization and organize for the struggle. The film proclaims the necessity of going out to fight for one’s rights, of leaving the sociability of toilets behind and starting to take to the streets, to make sexuality a public—and thus, a political—matter.
Keywords: Schwulenwebegung,
German cinema, queer cinema, sexual dissidence, Rosa von Praunheim.
El cine y los movimientos de liberación de los setenta
Abordaremos la vinculación entre los
movimientos de liberación gay-lésbicos alemanes de la década del setenta con manifestaciones
culturales, particularmente con el cine de Rosa von Praunheim, uno de los directores disidentes más influyentes
para la comunidad LGBTIQ[1]
no solo en Alemania sino a nivel internacional. Nacido en 1942 como Holger Bernhard Bruno Mischnitzky,
adoptó el nombre artístico Rosa von Praunheim en los sesentas. El
nombre “Rosa” se debe a los triángulos rosa que debían llevar los homosexuales
en los campos de concentración nazis; la partícula “von”
es un gesto irónico porque se trata de un título de nobleza y el apellido “Praunheim” posiblemente se deba al barrio de Frankfurt en
el que se crió (Bartone, 2002).
Para ello se hará hincapié, sobre todo, en la
película de 1971 Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern
die Situation, in der er lebt (No es perverso el homosexual, sino la situación
en la que vive), ya que a partir de este filme comienzan a organizarse los
grupos militantes más radicales de los setenta, quienes, bajo el lema Raus aus den Toiletten,
rein in die Straβen se proponen salir del silenciamiento y el ocultamiento, con el
objetivo de visibilizar de forma pública la sexualidad. Primero se propone un
recorrido por los movimientos de liberación gay-lésbicos de la década del
setenta para pensarlos en continuidad con la posterior emergencia de la
perspectiva queer
en los ochenta y noventa, y luego un abordaje de las particularidades de los
movimientos de emancipación y liberación de los setenta en la República Federal
Alemana, sus luchas y debates internos y externos para, finalmente, analizar la
película de Praunheim y su enorme influencia en los movimientos
sociales de la época. En este
sentido, la película de Praunheim plantea el
recorrido de su protagonista por una serie de espacios de socialización gay,
que resultan guetos o redundan en una sexualidad atribuida al ámbito de lo
privado, al silenciamiento, la discreción y el armario, pero finaliza con un
llamado a la organización militante sexo-subversiva para tomar las calles y
pelear por sus derechos. De esta forma, significa un hito muy importante para
la Schwulenwebegung —movimiento de
liberación gay de los setenta de la República Federal de Alemania— pues marca
el cambio de la concepción de la homosexualidad como una práctica del ámbito de
lo personal y privado y sostiene la necesidad de entenderla como una identidad
(aunque no en términos esencialistas) que debe organizarse junto a otras
militancias de las minorías para generar un cambio en la sociedad. Pues,
justamente, como reza su título, no es la identidad homosexual la que resulta
perversa, sino una sociedad que delimita lo normal y lo anormal, lo aceptable y
lo reprimible, las vidas que pueden ser vividas y las que, por decirlo en
términos biopolíticos, se dejan morir.
El análisis de los textos culturales sexo-disidentes constituye un aspecto de radical importancia en la cultura de los siglos XX y XXI, pues nos introduce en un mundo de miradas disciplinadoras, por un lado, y perspectivas alternas, marginales o abyectas, por otro; en una dinámica de legitimidad/invisibilidad, inteligibilidad/ininteligibilidad y visibilidad/ocultamiento respecto a las sexualidades que subvierten o escapan a la norma. No se trata únicamente de representar o mostrar las sexualidades disidentes sino que la literatura y el cine, entre otros medios, constituyen poderosos dispositivos de producción de subjetividades normales pero que permiten además agenciamientos disidentes. Teresa De Lauretis considera que tanto el sexo como el género son “the product of various social technologies, such as cinema, and of institutionalized discourses, epistemologies, and critical practices, as well as practices of daily life” (De Lauretis, 2001: 2). En el mismo sentido que las tecnologías del sexo de Foucault, dichos dispositivos no reprimen sino que producen sexualidad. La literatura y el cine son dos poderosos medios de producción y reproducción capitalista del sexo-género en su capacidad de iteración de modos, afectos, deseos y cuerpos normativos. Pero también, mediante torsiones subversivas, permiten agenciamientos disidentes, la desviación de lo esperable. En tanto tecnologías o dispositivos del sexo-género, la literatura y el cine son de una potencia enorme para el control y el disciplinamiento de la población, para la producción de cuerpos aceptables y vidas vivibles mediante la delimitación de un exterior: las vidas no vivibles, los cuerpos abyectos, ininteligibles. Por tal motivo, permiten asimismo una torsión, una desviación de lo esperable y, con ello, se convierten en importantes mecanismos de resistencia y de puntos de fuga a la normalidad. En este sentido entendemos la película de Praunheim en el contexto de la Schwulenwebegung alemana de los años setenta, no tanto como una representación de lo que ocurre en la sociedad sino más bien como una intervención en la misma.
Según la periodización de Michael Holy (2012), la Schwulenwebegung pasa por diferentes etapas desde 1969 hasta 1980, identificables como de surgimiento, desarrollo y declive. Sin embargo, considero que aquello que una historia lineal y cronológica de la disidencia sexual marca como saltos epistémicos en distintos periodos y con núcleos espacio-geográficos de influencia también pueden ser leídos antes de su institucionalización. Si el movimiento de liberación de los setenta, surgido con un fuerte carácter disidente, hacia el final de la década comienza a normalizarse para formar parte del sistema y buscar la aceptación —generando el caldo de cultivo para la emergencia de una nueva perspectiva disidente hacia mediados de los ochenta asociada con la resignificación de la palabra queer en Estados Unidos—, en el análisis de textos culturales se puede observar cómo esas tensiones ya estaban presentes desde la década del setenta, con algunas problematizaciones y cuestionamientos que luego serán característicos de la perspectiva queer.
Por otro lado, tanto 1969 como 1971 son años de suma importancia. En 1969 se lleva a cabo la despenalización de la ley que prohibía las relaciones sexuales entre hombres (parágrafo 175 del código penal) en la República Federal de Alemania.[2] Pero si pensamos en los primeros agrupamientos de militancia gay, la Schwulenwebegung de los años setenta, tenemos que tener en cuenta también el año 1971, particularmente por el estreno del filme de Rosa von Praunheim Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt (1971), ya que esta película y los debates que suscitaron sus exhibiciones dieron comienzo a los primeros movimientos de corte más radical que marcan la década, posibilitando así la aparición de otros productos culturales sobre disidencia sexual.
Según la visión más hegemónica de la historia
de la disidencia sexual, con la rebelión de Stonewall
en Estados Unidos en 1969 y como consecuencia de los movimientos de rebelión
del mayo francés, surge lo que hoy en día se conoce como el modelo gay-lésbico. El movimiento, de
proyecciones y características globales, va de la mano de los movimientos
feministas y los movimientos de liberación de las minorías sexuales, cuya lucha
política se consolida hacia finales de los setenta. La creciente normalización
de lo gay-lésbico hacia mediados de los años ochenta y el silenciamiento de la
epidemia global de VIH-SIDA, junto al cuestionamiento al “feminismo heterocentrado, blanco y colonial”, provocaron la crisis de
este modelo (Saez, 2005: 67). En ese marco, emerge lo queer como
una forma de confrontación contra la “normalización gay-lésbica” y el silencio
político y social ante la catástrofe del VIH-SIDA. A diferencia de lo
gay-lésbico, lo queer
no persigue la aceptación-normalización, sino que busca la diferencia y se posiciona
en contra de las identidades entendidas en un sentido esencialista. Pero esta
es una visión acotada de la historia de la disidencia, que mira lo ocurrido
sobre todo en Estados Unidos (Stonewall y la Queer Theory). Como comenta
Jagose, “Nationally and internationally, gay
liberation was neither a monolithic nor even an entirely coherent social
movement” (Jagose, 1996: 36).
Si bien los estudios queer implican una importante ruptura epistemológica respecto a la concepción de la sexualidad de los discursos liberacionistas de la década del setenta, es importante tener en cuenta que esta ruptura ya se estaba gestando desde antes, fundamentalmente desde sectores como el feminismo lesbiano radical (Wittig, Rubin, Rich) y el postestructuralismo (Foucault, Deleuze y Guattari, Derrida). La ruptura epistemológica que se suele ubicar en los noventa en Estados Unidos, para Paul B. Preciado ocurre primero en los años setenta y también en Europa y es retomada después por el campo de los estudios queer. En 1969 se constituyen las identidades gay y lesbianas como fuerzas políticas (Jagose, 1996: 30). Pero ya desde el principio la constitución de estas identidades borra a otras que formaron parte de la rebelión de Stonewall:
No sé por qué continuamos tragándonos la versión de la historia que nos dice que la revolución homosexual la hicieron los gays. Rectifiquemos: la revolución homosexual la empezaron las lesbianas, las maricas afeminadas y las travestis —las únicas que necesitaban de la revolución para sobrevivir. (Preciado, 2009: 142)
El movimiento de liberación gay-lésbico de los años setenta se construyó alrededor de la noción de una identidad gay, lo cual también venía a diferenciarse del discurso asimilacionista del movimiento homófilo anterior (Jagose, 1996: 31). La identidad gay, si bien leída desde los estudios queer como esencialista, era en muchos casos y sobre todo al principio de los setenta una estrategia política de visibilización y de lucha contra el sistema heteronormativo (Jagose, 1996: 38).
En el caso de Alemania, es necesario también ubicar la Westdeutschland Schwulenbewegung —el movimiento de liberación gay-lésbico de la República Federal de Alemania— en una larga historia de movimientos (Haunss, 2012: 199), ya que los años setenta plantean ciertas continuidades, y asimismo diferencias, con los movimientos disidentes de la Alemania de la República de Weimar y con el movimiento homófilo de los años 50 y 60. En el periodo de entreguerras y durante la República de Weimar también existía una fuerte militancia por la despenalización de los parágrafos 175 —que prohibía la homosexualidad— y 218 —que penalizaba el aborto. En esa época se produjo una importante apertura en cuanto a la disidencia sexual y su presencia social de la que obras literarias como Der fromme Tanz (1925) de Klaus Mann y Verwirrung der Gefühle (1925) de Stefan Zweig dan cuenta. En ese periodo se exhibe la obra cinematográfica Anders als die Andern (1919, dir. Richard Oswald) que constituye la primera representación positiva de la homosexualidad en el cine; la obra fue realizada gracias al Institut für Sexualwissenschaft de Berlín, creado y dirigido por Magnus Hirschfeld, uno de los primeros científicos y militantes por la causa de las minorías sexuales. También la cuestión lésbica aparece de forma temprana en el marco de la literatura y el cine de la época, con, por ejemplo, la novela Gestern und Heute (Christa Winsloe, 1930) y su posterior adaptación cinematográfica Mädchen in Uniform (dir. Leontine Sagan, 1931), considerada una de las primeras películas de temática abiertamente lésbica. Luego, con la llegada del nazismo, toda la presencia de la sexualidad disidente en la sociedad alemana es cortada de raíz y solo a partir de fines de los años sesenta y durante la década de los setenta el tema vuelve a posicionarse con fuerza tanto en la literatura (con ejemplos como los de Hubert Fichte, Christoph Geiser, Guido Bachmann y Alexander Ziegler), como en el cine (con Rainer W. Fassbinder y Rosa von Praunheim).
Siguiendo a Salmen y Eckert (1988), en los años setenta se puede pensar en dos tendencias que convivían: una más integracionista y otra más radical (Salmen y Eckert, 1988: 28). Los integracionistas pedían reconocimiento como minoría y un espacio en las instituciones, incluso en la iglesia o en los canales de televisión. Los radicales, en cambio, exigían tanto a la izquierda un análisis de los componentes homosexuales reprimidos como al movimiento Schwul una posición independiente respecto al capitalismo y el patriarcado (Salmen y Eckert, 1988, 30). En tanto los primeros procuraban mantener una relación con instituciones establecidas y con la Arbeiterbewegung (movimiento de trabajadores), los segundos tenían una fuerte cooperación con la Frauenbewegung (movimiento de mujeres) (Salmen y Eckert, 1988: 30).
La década de la Schwulenwebegung está marcada, a
su vez, por ciertos hitos. En 1969, con
la despenalización del parágrafo 175 comienzan las primeras militancias de
corte más integracionistas, sobre todo alrededor de las discusiones
sobre al parágrafo 175, que la vinculan con las luchas tanto durante la
República de Weimar como durante la Homophilenwebegung (movimiento homófilo) de los 50 y 60 (Pretzel y Weiss, 2012: 16). A partir de 1969 también comienzan a salir revistas
pornográficas y a agruparse las primeras comunidades BDSM-Leder
(Holy, 2012: 44-5),[3]
habilitados ahora por la ley. Pero es a partir de 1971 que comienzan a organizarse
los grupos más radicales, en torno a los debates que fue suscitando en las
diferentes ciudades la exhibición de Nicht der
Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt de
Rosa von Praunheim (Pretzel
y Weiss, 2012: 10). El filme de Praunheim constituye
un punto de quiebre en las representaciones de las sexualidades disidentes
alemanas, ya que no solo provocó una dura polémica sino también estimuló a los
homosexuales a salir a pelear por sus derechos y conformar los primeros grupos
activistas, entre los que se puede mencionar Homosexuellen Aktion Westberlin
(HAW) y otros grupos radicales, como Deutsche
Arbeitsgemeinschaft Homosexualität
(DAH), Frankfurter Rotzschwul y Lesbische Aktionszentrum
(Salmen y Eckert, 1988: 26). En su perspectiva más radical, la Schwulenwebegung es un nuevo movimiento social, diferente de los
anteriores, que no busca el reconocimiento de sus preferencias sexuales sino un
cambio en la sociedad en un sentido amplio (Haunss,
2012). Se proponían
la provocación, el cambio del sistema, posicionándose
en contra del capitalismo y del patriarcado (Holy,
2012: 46-7 y Pretzel y Weiss,
2012: 15). No buscaban un fundamento biológico de la homosexualidad y criticaban el
poder de la medicina y la psiquiatría, al que identificaban con una estructura
patriarcal (Pretzel y Weiss, 2012: 18).
Hay dos elementos de
esta militancia de los setenta que son de suma importancia para pensar cómo se
efectuaba una resignificación subversiva del insulto o de los símbolos
estigmatizantes. Por un lado, el uso del insulto Schwul para autoidentificarse y,
por otro, el del triángulo rosa (Rosa Winkel) —que marcaba a los presos homosexuales en los
campos de concentración— como símbolo de la militancia sexo-disidente. La palabra Schwul
en Alemania es el término con el que se autoproclaman las identidades disidentes
a partir de los años setenta. Así como queer, palabra con la que convive después de los noventa, se
trata de un insulto resignificado (Kuzniar, 2000: 7),
que puede ser traducido como “puto” o “maricón”. Según Jens Dobler
(2012), la palabra Schwul
también era usada por lesbianas como identidad. Se trataba en ambos casos de
una forma de contrarrestar la
normalidad relacionada con la homosexualidad. Implicaba una autodefinición, a
partir del uso de un insulto (Schimpfwort) para poner en primer plano y exagerar la
estigmatización y la estereotipación y generar dentro de la Schwulenbewegung una nueva y
colectiva interpretación, generar un “Wir-Kollektiv” (nosotros colectivo) (Pretzel y Weiss, 2012:
19) y, de ese modo, evitar las definiciones desde afuera.[4] Por
otro lado, comienza a usarse el Rosa Winkel (triángulo rosa) como distintivo (Salmen y
Eckert, 1988: 26) y también la identificación del color rosa.[5]
El triángulo rosa era el
símbolo con el que se identificaba a los homosexuales en los campos de concentración.
A partir de los setenta comienza a ser resignificado por los movimientos de
liberación; los ejemplos más claros, quizá, son el nombre
del cineasta Rosa von Praunheim y la editorial disidente
Rosa Winkel Verlag.
Entre los años 1973 y 1975 se lleva a cabo un debate que se conoce como Tuntestreit, alrededor de la representación identitaria de lxs Tunten, las locas, los hombres afeminados, dentro del Homosexuellen Aktion Westberlin.[6] Durante esos años se da también dentro del movimiento una polémica en torno a la promiscuidad. En esa tensión entre distintas concepciones ya hay una crítica a la (homo)sexualidad burguesa y aparecen el BDSM,[7] la prostitución, las relaciones intergeneracionales, la transexualidad y la promiscuidad como temas en debate dentro de los movimientos. Según Henze (2012) estos debates de los años 1971-1973 conectan a la Schwulenwebegung con los temas actuales del movimiento queer. También Woltersdorff comenta que en cuanto a las formas de protesta y a las estrategias de cambio social o en la construcción de una identidad colectiva el movimiento queer en Alemania no se diferencia de la Schwulewebegung de los años setenta (Woltersdorff, 2015: 171). Según Holy, a partir de 1977 comienza la mayor influencia transnacional de la Gay-Liberation-Bewegung norteamericano, a partir de la fascinación por Stonewall y el American Way of Life (Holy, 2012: 63). Esta tendencia se consolida en 1979 en el Homolulu Festival en Frankfurt, con el primer Gay Parade y la presentación de una “Schwuler Gegenkultur” (contracultura Schwul) (Salmen y Eckert, 1988: 228) pero cada vez comienzan a incorporarse más y más sentidos y símbolos del orgullo gay norteamericano (Holy, 2012: 69).[8] Hacia los ochenta, se genera un cambio de paradigma, ya comienza una clara normalización Schwul con la inclusión dentro de las instituciones de políticas de líneas más integracionistas que radicales. Para Holy, el cambio de la sociedad que proponía la Schulewebegung nunca empezó. El hito que marca esta etapa es la presentación de un partido político Schwul en la Beethovenhalle.[9] Los radicales sostenían que no se podía reducir el movimiento a un simple reclamo de derechos, pero los integracionistas consideraban que estos solo impedían la discusión parlamentaria (Holy, 2012: 77).
Rosa von
Praunheim y Nicht der Homosexuelle
ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt
En este contexto, es ineludible el análisis de la película de Rosa von Praunheim Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt (1971), ya que los debates que suscitaron sus primeras exhibiciones llevaron a las primeras organizaciones militantes de la década del setenta, abriendo, después de la despenalización parcial del parágrafo 175 en 1969, la posibilidad para otras nuevas representaciones de la disidencia sexual. A partir de la película de Praunheim se produce una importante apertura y presencia de identidades y cuerpos LGBTIQ en la literatura y el cine, que no había sido posible antes más que ocasionalmente. Un ejemplo es el libro testimonial Die Männer mit dem rosa Winkel (Los hombres del triángulo rosa), el que, si bien fue escrito a partir de las entrevistas entre Heinz Heger y Joseph K entre 1965 y 1967, pudo publicarse recién en 1972. Se trata del primer testimonio de la persecución nazi a los homosexuales a partir de la experiencia de Joseph K, como un interno del triángulo rosa en los campos de Sachsenhausen y Flossenbürg.
El filme Nicht der Homosexuelle ist pervers... de Rosa von Praunheim constituye un punto de quiebre en la historia de la disidencia sexual alemana. Esta película se dirigía al colectivo llamándolos a abandonar la marginación y a organizarse para la lucha por sus derechos. De esta forma, dio comienzo a uno de los movimientos de liberación LGBTI alemán, la Schwulenwebegung en su versión más radical, y promovió la organización con el movimiento de mujeres, la Frauenbewegung. A partir de esta película, estrenada en el Festival Internacional de Berlín en 1971, en la televisión local de Colonia en enero de 1972 y en 1973 en la televisión nacional, con excepción de Baviera (Kuzniar, 2000: 93), se produce una importante apertura y presencia de identidades y cuerpos LGBTIQ en la literatura y el cine, que no había sido posible antes más que ocasionalmente.
Las sexualidades disidentes mantienen una
presencia importante en los textos culturales, puesto que desde tiempos
tempranos han sido ficcionalizadas por la literatura
y el cine. En el periodo de entreguerras y durante la Weimarer Republik se produjo una importante
apertura en cuanto a la disidencia sexual y su presencia social. Luego, el
ascenso del nazismo cortó de raíz con toda posibilidad de expresión de la
disidencia sexual, de modo que recién en el año 1957 vuelve a aparecer el tema
en Anders als du und ich de Veit Harlan, un
realizador asociado al cine de propaganda nazi, donde claramente la
homosexualidad es vista con signo negativo. A partir de esa época casi no se
realizan películas con esta temática hasta el surgimiento de lo que se conoce
como Neuer Deutscher Film
en 1962 y, fundamentalmente, la derogación parcial del parágrafo 175 en 1969,
año clave para la disidencia sexual a nivel mundial, además, por tratarse del
año de la rebelión de Stonewall. Este hecho permite
que comiencen a aparecer representaciones culturales de sexualidades disidentes
en el cine, ya que las manifestaciones de homosexualidad desde el final de la Segunda
Guerra Mundial y hasta esta fecha habían seguido siendo penadas. De hecho, los
homosexuales sobrevivientes a los campos de concentración nazis no podían dar
testimonio porque seguían siendo penados por la ley: “The
stigma was so great that even
in the concentration camps homosexuals were at the bottom
of the immates’
social hierarchies. To its, everlasting shame, the post-war Federal
Republic of Germany changed nothing in the law” (Wright, 1998: 106-7).
La particularidad de Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt es que se constituye en un filme activista con un claro mensaje de lucha. Esto la diferencia de películas anteriores, como las de Fassbinder, en las que la homosexualidad aparecía velada[10] y lo conecta con el activismo de los años veinte en su clara relación con Anders als die andern (1919).[11] Constituye un punto de quiebre en las representaciones de las sexualidades disidentes alemanas, pues no solo provocó una dura polémica sino que también estimuló a los homosexuales a salir a pelear por sus derechos al punto que puede considerarse el inicio del movimiento Schwul alemán:
If the
modern gay liberation movement began in New York in 1969 with the resistance to
the police raids on the Stonewall bar, it was von Praunheim’s
film and the ensuing controversy that radicalized gays and lesbians in Germany.
Gay politics began in Greenwich
Village in 1969; gay film began in Berlin in 1971. (Halle, 2012: 543)
La película de Praunheim tiene un carácter netamente político y didáctico. En resumen plantea la travesía de Daniel por distintos circuitos de la comunidad Schwul que resultan opresivos o normativos hasta que llega a una comuna en donde lo incitan a organizarse y unirse a otros grupos militantes como los Black Panters y la Frauenbewegung para visibilizar la sexualidad (Wright, 1998: 106). Con el leitmotiv “Raus aus den Toiletten, rein in die Straβen” la película incita a la organización y visibilización de las sexualidades disidentes. De hecho, es importante destacar que al momento de realización de la película, Praunheim no tenía conocimiento de los sucesos ocurridos en Stonewall en 1969: “Als ich 1970 zusammen mit Martin Dannecker meinen Film Nicht der Homosexuelle... drehte, hatten wir keine Ahnung von der amerikanischen gay liberation Bewegung” (Praunheim, 1979: 7).[12] Solo los conoce después, cuando viaja promocionando su película y le dedica luego varios filmes al fenómeno en Estados Unidos.[13] También es importante que tanto allí como en Alemania la película resultó altamente polémica fundamentalmente porque, a primera vista, no presentaba imágenes positivas de la homosexualidad y la vida gay, como ocurriera años más tarde con la recepción de la película de Rainer Werner Fassbinder Faustrecht der Freiheit (1975).
Según Alberto Mira, “Von Praunheim critica el estilo de vida gay en un momento en el que los sectores más optimistas del movimiento preferían la celebración y las imágenes positivas” (Mira, 2008: 370). Lo cierto es que la película da cuenta de las posiciones encontradas dentro de la misma comunidad LGBTI y de la naciente Schwulenwebegung, algunas más conservadoras que tendían a la integración fuertemente criticadas por Praunheim. En este sentido, suele decirse que el cine de Praunheim se adelanta a las tendencias queer de los años noventa. Lo cierto es que, si esto no es así, por lo menos sí se le puede adjudicar que muchas de las características de lo que luego se conoció como el New Queer Cinema norteamericano de la década del noventa ya se podían encontrar en esta y otras películas tempranas alemanas (Halle, 2012: 543-542). De hecho, tanto Les Wright como Robert Tobin sugieren que la suerte que corrió con la palabra Schwul en Alemania en los setenta se emparienta con lo que pasó con queer en Estados Unidos en los noventa y que en esa resignificación del insulto y uso militante e identitario de Schwul mucho tuvo que ver el filme de Praunheim (Wright, 1998: 105 y Tobin, 1999).
Historia de
Daniel y Bildungsroman schwul
Richard Dyer considera a Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt como un Bildungsroman gay (Dyer, 1990: 217). La película cuenta la llegada a Berlín de Daniel, un joven de provincia. Allí pasa por diferentes ambientes y situaciones de la comunidad homosexual de entonces (gays de alta sociedad, leather, baños públicos, bares travestis, etc.) para terminar en una comuna en donde junto a un grupo de homosexuales discute sobre la necesidad de salir a pelear por los derechos, de asociarse con grupos militantes de las minorías, dejar atrás la sociabilidad de los baños y salir a tomar las calles, a volver pública —y, con ello, también política— la sexualidad. La travesía de Daniel lo hace recorrer diferentes subculturas de la comunidad LGBTI alemana de los setenta y la película, en este punto, sirve también como base documental. En primer lugar conoce a Clemens, con quien intenta llevar adelante una pareja según cánones heterosexuales y apelando a cierto sentimentalismo burgués (de hecho eso puede verse en la representación de la escena sexual) pero se aburre y deja esa vida para vivir un tiempo junto a un grupo de gays ricos de clase alta que disfrutan de la cultura y la música clásica. Pasa por otros ambientes como cafés gays, donde conoce la importancia que la moda tiene para la vida de los homosexuales; luego por una piscina, para aprender los rituales de la exhibición narcisista del cuerpo masculino.[14] La película nos muestra su paso por los lugares de sociabilidad leather y por los baños públicos, la prostitución, la discriminación dentro del ambiente gay a los que son mayores o no agraciados por la belleza; también la violencia de un grupo de punks que asaltan a un gay afeminado (tunte).[15] Finalmente, Daniel llega a un bar travesti, en donde conviven muchos de los estereotipos antes vistos en la película; allí conoce a quien lo acercará a la comuna (Wohngemeinshaft) en donde se organizan para salir a militar. En la comuna se ve un grupo de hombres desnudos compartiendo cama y hablando sobre su condición y su vida como comunidad homosexual: una orgía con discusión política.
Esta travesía del personaje, asociada a cierto aprendizaje de vida, la conecta con la tradición tan fuertemente alemana del Bildungsroman pero de forma distorsionada: si se trata de que Daniel aprenda qué hacer con su vida en tanto hombre gay y qué significa ser Schwul, el aprendizaje conduce a un camino falso porque cualquier enseñanza posible implica un disciplinamiento y normalización, que es lo que la película critica. Al llegar al final del filme se deconstruye esta idea de aprendizaje para dar la sensación de que no se puede definir la homosexualidad porque su misma concepción proviene desde fuera, desde los discursos y leyes morales normativos y disciplinadores.
Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt utiliza una serie de recursos de distanciamiento típicos de la escena teatral alemana para cuestionar las representaciones de los homosexuales que se pretenden una verdad única.[16] La utilización de la voz en off que explica y relata el trayecto del protagonista, así como otros recursos, obliga a reflexionar, justamente, sobre cómo la homosexualidad ha sido definida y construida a partir de discursos sociales, religiosos, médicos, psicológicos pero también políticos.
El estilo de actuación tiende directamente a evitar la identificación del espectador. Praunheim había pensado para el protagónico en Dietmar Kracht (protagonista de la anterior Die Bettwurst, 1971) pero desistió de esa idea porque su estilo de actuación es más afectada, más camp. Lo que quería era mostrar falta de personalidad; por eso el actor que interpreta a Daniel tiene una expresión de figura de cera (Kuzniar, 2000: 98). La actuación de Bernd Feuerhelm no solo evita la identificación sino que también evidencia el artificio de la performance. A su vez, la puesta en escena y el uso de la cámara contribuyen a una visión distanciada. La cámara muchas veces permanece estática encuadrando grupos de personas que posan como si estuvieran en un cuadro. Se asemeja en este sentido a una puesta teatral, pues se recupera la cuarta pared para construir una escena plana y los actores, en este contexto, parecen posar más que actuar. Asimismo, se evitan los elementos del realismo cinematográfico y de la identificación con los personajes, como el primer plano o el plano-contraplano, y la mayoría de las tomas muestran planos americanos.
Por último, la película presenta una marcada
presencia de la voz en off y en general mantiene una desconexión entre imagen
y sonido, que constituyen el principal recurso de distanciamiento. La película
empieza y termina con conversaciones: el encuentro de Daniel con Clemens al
principio y la charla en la comuna al final, pero las voces no coinciden con
los movimientos de labios de los personajes. El doblaje está distorsionado de
manera de desrealizar la escena. El hecho de que la voz esté cortada del
cuerpo, desligada, acentúa el distanciamiento. Como afirma Kuzniar,
Together,
the voice-over serves various functions: to begin, marking a rupture from the
visual image, they call attention to the fact that cinema is a technical
construction that mechanically weds sound to image and hence cannot be taken as
mimetically reproducing reality. (Kuzniar, 2000: 97)
Asimismo, Kuzniar explica que la variedad de opiniones encontradas respecto a la película reafirma hasta qué punto se puede hablar de que los discursos sociales circunscriben la homosexualidad (Kuzniar, 2000: 100). En este sentido, hay en el filme una abundancia de relato y descripción en voz en off. Por momentos parece la locución de un documental sobre la vida y el comportamiento animal, ya que se describe el de las distintas subculturas Schwul de una forma distanciada, desde afuera, como si fuera un observador científico que trata de entender un comportamiento salvaje. Desde esta perspectiva “científica” se explica el comportamiento de los homosexuales, su forma de vida y los problemas inherentes a ella. Para la construcción de estos discursos Praunheim trabajó junto al sociólogo Martin Dannecker. Si la película de Praunheim habla de la comunidad Schwul por primera vez en primera persona y toma por primera vez la propia voz es para parodiar y dar cuenta de hasta qué punto la homosexualidad ha sido explicada desde una perspectiva heterosexual y patologizadora. Y justamente esa perspectiva científica disciplinadora es “die Situation, in der er lebt”, un ambiente opresivo en el que le toca vivir al homosexual y del que debe librarse. Y no las diferentes subculturas, como muchas veces se ha interpretado de forma negativa la película de Prauenheim: “This exterior commentary demostrates that it is the symbolic, dominant order, that is, the situation in which one lives, that produces the category homosexual” (Kuzniar, 2000: 98-99).
Para Praunheim esta
película constituyó su salida del armario no solo pública sino también
familiar. Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern
die Situation, in der er lebt resulta importante también porque los propios
grupos marginados son los que inauguran la posibilidad de tener voz propia. Las
sexualidades disidentes dejan de ser habladas por discursos hegemónicos comienzan
a tomar la palabra, a hablar por sí mismas, justamente a partir de esta
película. Es por eso que, como afirma Alberto Mira, “desde el
principio se convierte en un incordio para los conservadores, dentro y fuera
del movimiento oficial” (Mira, 2008: 369). Esto es lo
que Randall Halle considera que se podría pensar como una contracultura o, más
bien, una contra esfera pública (Gegenöffentlichkeit).[17]
Los grupos sexo-disidentes dejan de ser hablados por discursos hegemónicos que
los patologizan y comienzan a hablar su propia voz. En el cine, se pueden mencionar a Praunheim,
a Schroeter y a Fassbinder: “Von Praunheim
sought to subvert gay moviegoers as passive consumers and help create an Öffenlichkeit or
better, Gegenöffenlichkeit,
an alternative public space, where the audience are the filmaker’s
equals and thus social beings” (Wright, 1998: 105).
Con Nicht der Homosexuelle ist pervers... nace una contracultura que inserta su voz sobre la homosexualidad. Según Halle, si hasta 1969 se hablaba de homosexualidad o se la representaba siempre era desde la patologización: “Homosexuals were figures representing a problem to be resolved or a question to be addressed. Homosexuality was the discourse of heterosexuals who could communicate to one another about minority” (Halle, 2012: 545). Si bien la despenalización parcial de la homosexualidad masculina se da en 1969, como afirma Dagmar Herzog, la emergencia de “publicity visible gay right movement” (Herzog, 2011: 169) no ocurre hasta el filme de Praunheim. Antes de Nicht der Homosexuelle ist pervers... la representación de las sexualidades disidentes —en particular de la homosexualidad— consistía en “heterosexuals speaking about homosexuals for a heterosexual audience” (Halle, 2012:546).
Acá es donde se vuelve crucial diferenciar una subcultura (en inglés subculture y en alemán Subkultur) de una contracultura (counter-public en inglés y Gegenöffentlichkeit en alemán). Si se trata de la novela de aprendizaje o crecimiento Schwul de Daniel, podemos decir que el cambio es pasar por diferentes subculturas para llegar a formar parte de la constitución de una contracultura. Y aquí es donde el término en español es insuficiente para dar cuenta de esa Gegenöffentlichkeit y habría que hablar de una “contra esfera pública”, para respetar la traducción que se ha dado a la Öffentlichkeit habermasiana que el concepto de Gegenöffentlichkeit viene a criticar.[18] Las películas de Praunheim —y esta en particular— intervienen directamente en los discursos sociales sobre los colectivos LGBTIQ y sobre el deseo homosexual o la sexualidad en general. Pone en la escena pública a la sexualidad y en el centro del debate la homosexualidad; sale del armario para dejar de ser hablado por los discursos disciplinadores de la hegemonía heterosexual normalizadora y que la propia comunidad homosexual se constituya en sujeto de la enunciación no solo sobre sexualidades disidentes sino también para denunciar la normatividad y la opresión sexual.
Es preciso mencionar que en Alemania los filmes de Praunheim abrieron las puertas, desataron la emergencia de las organizaciones militantes y revolucionaron las posibilidades de representación pero, según Halle, también establecieron una política discursiva cerrada y restrictiva (Halle, 2012: 551). Después de más de cuatro décadas Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt sigue siendo una película difícil de digerir. El hecho de que sea una película de tesis, con importancia política, contrasta con los prejuicios que se esgrimen desde las voces en off. Asimismo, la abundancia y redundancia de discursos saturan y, por eso, producen un exceso, convirtiéndose en ruido, un ruido por el cual no se puede escuchar, no se puede entender: el ruido de los discursos externos que intentan definir la homosexualidad no deja estrechar los lazos de solidaridad ni permiten que las voces internas a la comunidad LGBTIQ salgan al exterior. Los distintos discursos que intentan definir la homosexualidad compiten entre sí, se solapan, y se contradicen.
De esta forma, podemos decir, con Alice Kuzniar (2000: 98), que el conflicto entre los distintos discursos tiende a la deconstrucción de la homosexualidad como una categoría legible. Es en ese sentido que podemos pensar que el cine de Praunheim y, en particular Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt, se anticipan a muchos de los cuestionamientos a la identidad gay que desde la perspectiva de los estudios queer norteamericanos supuestamente no ocurren hasta bien entrados los años ochenta. Según Alberto Mira, Rosa von Praunheim es probablemente “el director europeo que con mayor concentración se integra en una idea de subcultura homosexual radical y quien mejor ejemplifica algunos debates que tenían lugar dentro del movimiento” (Mira, 2008: 369). La crítica a cierto gueto homosexual o a la pequeña burguesía gay (Kuhlbrodt, 1984: 117) que cuestiona la mercantilización de las vidas disidentes y los modelos de homosexualidad permitidos y legitimados da cuenta de las limitaciones del movimiento gay-lésbico de los setenta pero que ya estaban puestos en cuestionamiento o visibilizados en las manifestaciones culturales desde el inicio de la década. Es, en este sentido, una película que genera un profundo cambio en las concepciones de la homosexualidad vigentes. Por eso sus exhibiciones incitan polémicas y prohibiciones, así como descontento dentro de la misma comunidad Schwul. Pero es justamente eso lo que propicia la aparición de los grupos más radicales, como la Homosexuellen Aktion Westberlin, que pretendía cambiar la sociedad. Ya desde los comienzos de la Schwulenwebegung, en el periodo 1971-1973, muchos de los debates suscitados eran los que luego posibilitarían la emergencia de lo queer en Estados Unidos (Woltersdorff, 2015 y Henze, 2012), los cuales ya estaban presentes en esta película que origina y llama a la organización militante más radical y disidente de los setenta.
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* * *
Recibido: 31/05/2018
Versión final recibida: 22/09/2020
Aprobado: 23/09/2020
* CONICET,
Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, Argentina, ORCID 0000-0002-4576-5483, atiliorubino@yahoo.com.ar
[1] Utilizo la sigla LGBTI (lesbianas, gays,
bisexuales, transexuales, intersexuales) o LGBTIQ (con el agregado de queer), indistintamente y de forma
amplia. La sigla ha tenido bastantes discusiones y se intercambia a fin de
volverla más inclusiva, aunque siempre es objeto de críticas por dejar afuera
ciertas identidades. En el caso de los textos que me ocupan, anteriores a 1980,
quizá resulte anacrónico la inclusión de la Q referida a lo queer. Sin embargo, me parece pertinente
su inclusión para dar cuenta de que, si bien la sigla en los setentas no se
usaba así, ya muchos de los cuestionamientos a las identidades gay y lesbianas
estaban tensionados junto a los discursos liberacionistas propiamente
identitarios.
[2] Claro que esta despenalización es solo parcial, ya que estas dejaban de ser ilegales para personas mayores a los 18 años, en tanto las relaciones heterosexuales eran legales desde los 14 años de edad.
[3] El
término sadomasoquismo nace en el ámbito de la medicina y la psiquiatría para
designar a una desviación patológica de la conducta sexual. Se trata de un
neologismo impuesto por el médico alemán Richard von Krafft-Ebing en su Psychopathia Sexualis (1886), quien toma
los nombres de dos autores literarios, Leopold von Sacher-Masoch y el Marqués
de Sade. Pero si el término sadomasoquismo surge en el ámbito de la psiquiatría
con una connotación patológica de las prácticas asociadas a él, ya para las
décadas del setenta y ochenta se generan subculturas BDSM-leather, asociadas
con la comunidad gay-lésbica. Ya en esta época el BDSM comienza a ser una
práctica, no una patología psiquiátrica. En los años setenta, con los grupos y
subculturas en torno a estas prácticas sexo-disidentes, se comienza a usar la
sigla SM o S&M para desligarla de las connotaciones negativas del término
“sadomasoquismo”. Luego se convirtió en BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación,
Sumisión, Sadismo y Masoquismo) y también BDSM-leather —o BDSM-Leder en
alemán— por la asociación con el uso de ropa de cuerpo.
[4] Asimismo, Holy comenta que antes de los
movimientos de liberación la palabra Schwul seguía siendo un insulto. Y
que para la época resultaba impensable que se pudiera establecer como una
autodefinición orgullosa de los hombres homosexuales en el uso general del
idioma (Holy, 2012: 42).
[5] Sobre el uso del color rosa como símbolo sexo-disidente tanto para homosexuales como lesbianas, véase Grisard (2012).
[6] Sobre esta disputa, cf. Holy (2012: 49-53) y Griffith (2012). También es interesante destacar que el primer número de la editorial Rosa Winkel Verlag en 1975, Tuntenstreit, fue sobre este debate.
[7] Sobre la identificación SM-Leder como subcultura, cf. Holy (2012: 63).
[8] Holy en su periodización de la Schwulenwebegung en la República Federal de Alemania denomina al periodo 1976-1979 como Amerikanisierung (Holy, 2012: 62).
[9] Se
trata de la presentación del primer partido político de un grupo Schwul en Bonn en 1980, famoso evento porque se hizo la presentación
para las elecciones parlamentarias en la Beethovenhalle.
[10] Fundamentalmente sus primeras
películas de gangsters, de los años 1969 y 1970.
[11] El parágrafo 175 que prohibía
las relaciones sexuales entre hombres rigió desde 1871, pero se recrudeció
durante el nazismo, a partir del agregado de la sección 175ª, que encarnizaba
aún más la persecución. Ya en los años anteriores al ascenso de Hitler al poder
había una fuerte militancia por su derogación. De hecho la película Anders als die andern (1919) es un claro
ejemplo de ello. Se trata de una película militante, como la de Praunheim, que
denuncia que la ley de prohibición de relaciones sexuales entre varones solo
permite el accionar de chantajistas y sobornadores, de modo de mantener la
homosexualidad en el más estricto secreto. Resulta de
enorme importancia
el final de Anders als die Andern
porque también hay un llamamiento a la organización y la lucha por la
despenalización de la homosexualidad. A diferencia de otras películas, Nicht der Homosexuelle ist
pervers, sondern die Situation, in der er lebt y Anders
als die Andern son claramente didácticas y activistas.
[12] “Cuando en 1970 filmé junto a Martin Dannecker mi película Nicht der Homosexuelle..., no teníamos ni idea del movimiento de liberación gay nortemaericano”.
[13] Por ejemplo, Armee der Liebenden oder Revolte der Perversen (1979).
[14] Es importante notar cómo en esta escena la
cámara se detiene en los cuerpos masculinos como hiciera luego Fassbinder: es
algo nuevo, el erotismo del cuerpo masculino que solo intenta atraer la mirada
de otro hombre.
[15] La palabra tunte en alemán es
una forma peyorativa de designar al gay afeminado, que se puede traducir como “loca”
o “marica”.
[16] Parte de la dimensión didáctica y brechtiana de la película implica que el espectador debe adoptar una postura activa y reflexiva frente a lo que ve y no creer en una supuesta representación de la realidad neutral: “The film sets up a dialectical relationship with its audience, encouraging the viewer to actively put the pieces together” (Wright, 1998: 106).
[17] Sobre el concepto de Gegenöffentlichkeit, cf. Negt y Kluge (1976).
[18] Es importante aclarar que el
término Gegenöffenlichkeit surge primero desde el feminismo para
criticar la esfera pública (Öffenlichkeit)
de Habermas que se pretendía universal y neutral pero excluía clases, género y
sexualidad, y hablaba por los sometidos.