América Latina como lugar de enunciación en los
Estudios Internacionales: el pensamiento situado latinoamericano
Revista EstuDAv - Estudios Avanzados 37,
diciembre 2022: 1-12. DOI ISSN 0718-5014
América Latina como lugar de enunciación en los
Estudios Internacionales: el pensamiento situado latinoamericano*
Latin
America as a Place of Enunciation in International Studies: The Latin
American Situated Thought
Cristian Lorenzo[1]
Resumen
El presente trabajo se ocupa de los Estudios Internacionales desde el
pensamiento latinoamericano. Para ello, damos cuenta de la trayectoria de los
Estudios Internacionales en el plano mundial en los últimos veinte años.
Posteriormente, analizamos el pensamiento latinoamericano contemporáneo, a
través de autores que publicaron sobre pensamiento situado en Relaciones
Internacionales, Ciencia Política y Filosofía. Se sostiene que el pensamiento
situado latinoamericano contribuye desde América Latina a los Estudios
Internacionales porque (a) amplía la diversidad de pensamiento en una academia
a nivel internacional que está definida su agenda desde universidades
anglosajonas, y (b) existen antecedentes en las Relaciones Internacionales, la
Ciencia Política y la Filosofía en América Latina relacionados con el
pensamiento situado que pueden ser utilizados para la comprensión de las
relaciones internacionales contemporáneas. El propósito de este manuscrito es
visibilizar el acervo de ideas en América Latina para la comprensión de las
relaciones internacionales y fomentar debates en la región sobre el futuro de
los Estudios Internacionales.
Palabras clave: pensamiento situado, Estudios
Internacionales Latinoamericanos, Geopolítica.
Abstract
This
paper deals with International Studies from Latin American thought. In doing
this, it first gives an account of the trajectory of International Studies at
the international level in the last twenty years. Subsequently, it analyzes
contemporary Latin American thought, through authors who published on situated
thought in International Relations, Political Science, and Philosophy. The main
argument is that Latin American situated thought contributes from Latin America
to International Studies because (a) it broadens the diversity of thought in an
academy at an international level whose agenda is defined by Anglo-Saxon
universities (b) there are precedents in International Relations, Science
Politics, and Philosophy in Latin America related to situated thinking that can
be used to understand contemporary international relations. The purpose of this
manuscript is to make visible the ideas in Latin America for the understanding
of international relations and to promote debates in the region on the future
of International Studies.
Keywords: situated thinking, Latin
American International Studies, Geopolitics.
Introducción
a los Estudios Internacionales
En 2014, Amitav Acharya, profesor en American University,
Estados Unidos, publica el artículo “Global International Relations (IR) and Regional Worlds.
A New Agenda for International Studies”, en la
Revista International Studies
Quarterly, de la International Studies Association (ISA). Allí Acharya logra condensar una serie de elementos que
configuran su propuesta para pensar el futuro de la disciplina. En el primer
párrafo comienza preguntándose si la disciplina de Relaciones Internacionales
refleja la sociedad global en la que vivimos y en este marco, recuerda una
vieja afirmación que había hecho Stanley Hoffman en 1977, que la disciplina es
fundamentalmente una “Ciencia Social Estadounidense” (Hoffmann, 1977). El
principal desafío que observaba era que la “disciplina todavía necesita superar
un desafío central relacionado con las raíces británicas y estadounidense” (Acharya, 2014: 647).
Para
superar esa falta de diversidad en la disciplina, Acharya
propone unas “Relaciones Internacionales Globales” (Acharya,
2014). Y para ello, uno de sus argumentos está en la necesidad de incluir voces
que tradicionalmente han estado invisibilizadas en la academia de los Estudios
Internacionales. En este sentido, se han realizado iniciativas en el marco de dicha
propuesta en Relaciones Internacionales Globales que se articulan con América
Latina (Acharya et al., 2022). Para descentrar
la disciplina desde el Sur Global, es necesario ubicar la discusión en el
contexto de las relaciones entre conocimiento y poder en la academia
internacional, dando cuenta del lugar que ocupan los Estudios Internacionales
en América Latina en la Geopolítica del conocimiento (Estenssoro y Lorenzo,
2022). En este marco, el presente trabajo tiene como propósito aportar a la
discusión sobre el futuro de la disciplina (Tickner,
2002; Acharya, 2014; Acharya
et al., 2022) y particularmente, destacar los aportes del pensamiento
internacional latinoamericano (Devés-Valdés, 2013;
Bernal-Meza, 2020; Álvarez, 2021). Es por eso que profundiza sobre el
pensamiento situado latinoamericano con el propósito de contribuir a la
descentralización de los Estudios Internacionales desde América Latina, al
mismo tiempo que se debate sobre su descentralización en el Norte Global.
Esta
investigación es de carácter cualitativa y parte del siguiente supuesto: un
diagnóstico acerca de los Estudios Internacionales en América Latina requiere ligar
las relaciones de poder con la producción y la circulación del conocimiento en
la dinámica mundial de la ciencia (Estenssoro y Lorenzo, 2022; Beigel, 2018). Desde este encuadre, la unidad de análisis
fue el pensamiento latinoamericano. Para ello, como punto de partida
conceptual, se consideró al pensamiento sobre la región, que puede expresarse a
través de producciones escritas, con formatos heterogéneos de escritura, entre
las cuales el ensayo se ha destacado históricamente, pero que también admite al
artículo científico como formato validado en las Ciencias Naturales, las
Ciencias Sociales y las Humanidades. Dicha definición retoma elementos
planteados por Devés-Valdés (2003) y Devés-Valdés y Álvarez (2020) que fueron considerados como
útiles para establecer un recorte conceptual y empírico, a los que se les
agregó atributos, con la finalidad de ampliar su universo empírico al ámbito
científico. Tal unidad de análisis permitió realizar una recolección de los
datos para examinar dicho fenómeno, para lo cual se definió como unidades de
observación las producciones de autores en América Latina. Fueron seleccionadas
publicaciones en Relaciones Internacionales, Ciencia Política y Filosofía, a
partir de la década de los años 70, lo que incluyó libros, artículos
científicos y presentaciones a congresos. Además, se tuvo especialmente en
cuenta como criterio de selección la mención explícita al pensamiento situado.
También se incluyeron obras que no hacen referencia manifiesta al tema, mas fueron consideradas pertinentes para justificar la
relevancia del pensamiento situado para los Estudios Internacionales. Una vez
relevada la información (Seitz, 2007, 2011; Madoery,
2020; Casalla, 1973; Cervo, 2013; Zemelman, 2005;
Giannini, 1987), se procedió a realizar una descripción general de cada una de
las producciones seleccionadas para posteriormente realizar un análisis
inductivo, con el objeto de encontrar patrones comunes entre las distintas
unidades de observación. Sus resultados se presentan aquí en forma temática y
cronológica, con el propósito de mostrar el fenómeno en su dinámica temporal.
La tesis
de este trabajo es que el pensamiento situado latinoamericano contribuye desde
América Latina a los Estudios Internacionales porque (a) amplía la diversidad
de pensamiento en una academia a nivel internacional que está definida su
agenda desde universidades anglosajonas, y (b) existen antecedentes en
Relaciones Internacionales, Ciencia Política y Filosofía en América Latina
relacionados con el pensamiento situado que pueden ser utilizados para la
comprensión de las relaciones internacionales contemporáneas.
El
presente artículo está organizado de la siguiente manera. En la primera parte,
se examina el carácter anglosajón de los Estudios Internacionales, conectando
sus orígenes, su desarrollo y su situación actual, según la narrativa oficial
de la disciplina. Esta sección tiene como función poner en perspectiva
histórica la situación actual de los Estudios Internacionales y ubicarlos en
América Latina en un contexto más amplio. Una vez presentado este marco, el
foco estará puesto en rastrear en el pensamiento elaborado en América Latina
acerca de cómo es interpretado el pensamiento situado. Para ello, se recurre a
algunos autores en el marco del acervo de conocimiento publicados al respecto en
América Latina en Relaciones Internacionales, Ciencia Política y Filosofía
desde la década de los años 70 en adelante, y que habilitan a pensar las relaciones
internacionales contemporáneas desde América Latina.
1.
El carácter anglosajón de los Estudios Internacionales
El nacimiento formal de la disciplina se remonta a Europa.
Había terminado la Primera Guerra Mundial y se buscaba comprender los factores
que habían hecho posible llegar el conflicto bélico internacional, así como
también cómo evitar que vuelva a pasar. Fue en aquel momento cuando se
establecieron en Reino Unido departamentos académicos en Relaciones
Internacionales en Aberystwyth, como también en the
London School of Economics and Political Science (LSE) y Oxford. En estos años, se trabajó en el funcionamiento
del Royal Institute of
International Affairs. Mientras tanto, en Estados
Unidos se estableció el Council on Foreign Relations (Halliday,
1994: 8).
Si bien
en esos años los primeros hitos en las Relaciones Internacionales como
disciplina están en Reino Unido y Estados Unidos, también hay que señalar que
en América Latina hay antecedentes de la época. Resulta pertinente destacar una
universidad pública en Argentina, en la ciudad de Rosario. A principios de la
década de los años veinte, se creó la Licenciatura y el Doctorado en Estudios
Consulares y Diplomático en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) (Deciancio, 2020). Sin embargo, la disciplina ha mantenido
internacionalmente su carácter anglosajón, pasando por desarrollo de la
disciplina en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial (Hoffmann, 1977)
hasta la actualidad.
En 2006,
Halliday publicó Las Relaciones Internacionales y sus debates, un
informe publicado en Madrid que permite ver la mirada sobre la disciplina de un
profesor de Relaciones Internacionales en The London School of Economics and Political Science (LSE) y del Institut
Barcelona d’Estudis Internacionals
(IBEI). Por supuesto que su diagnóstico no puede ser generalizable al resto de
sus colegas en dichas instituciones, pero para fines de este trabajo, nos
informa sobre cómo puede observarse la disciplina desde el Norte Global. En
términos generales, el informe de Halliday ofrece un panorama sobre la
trayectoria y perspectivas de la disciplina. Lo que hay que señalar aquí es que
para este autor está claro quiénes dominan en las Relaciones Internacionales, y
lo que puede observarse es que reconoce cierta diversidad, pero siempre en el
mismo marco “en gran parte por los debates en el mundo anglófono, y
especialmente en Estados Unidos, pero con escuelas bien afincadas en otros
países [y] en Europa (Francia, Alemania, España)” (Halliday 2006: 10). También
señala que se trata de una “casi cacofónica, pluralidad de enfoques teóricos
entre sus filas” (Halliday 2006: 10). De todos modos, es fundamentalmente en el
ámbito anglosajón donde predomina la disciplina de Relaciones Internacionales.
Unos
años más tarde, la revista Foreign Policy publicó una nota de Stephen Walt, profesor de
Relaciones Internacionales en la Universidad de Harvard, acerca de los libros
que todo estudiante de la disciplina debería leer. Resulta interesante observar con atención a los autores incluidos en la lista: Kenneth Waltz, Jared Diamond, Thomas Schelling,
James Scott, David Halberstam, Robert Jervis, John Mearsheimer, Ernst Gellner,
Henry A. Kissinger, Karl Polanyi (Walt, 2009). Esas son las
lecturas recomendadas por uno de los profesores más reconocidos en la
disciplina, que ponen en evidencia nuevamente el carácter anglosajón de los
Estudios Internacionales.
Además
de las recomendaciones de lecturas, otra referencia es cuáles son las
principales universidades del mundo para estudiar Relaciones Internacionales.
En 2018, Foreign Policy
publicó una nota acerca de las principales escuelas de Estudios Internacionales
del mundo. Estos resultados fueron de una encuesta realizada en Estados Unidos,
en el marco de un proyecto de investigación llamado “The
Teaching, Research, and
International Policy”, financiada por Carnegie Corporation of New York. Fueron 1.541
respuestas y estuvieron clasificadas según el nivel de estudio, grado, maestría
y doctorado. Harvard, Princeton, Stanford, Columbia, Chicago, Yale, California,
Massachusetts y Berkeley fueron los principales programas de doctorados
ranqueados. En un listado de 25, de otro país, solo aparece Oxford y London School of Economics
(Foreign Policy, 2018).
Si se
observa cómo fue el proceso de organización de académicos en Relaciones
Internacionales en Estados Unidos, en 1959 se creó ISA (International Studies Association), con el
objetivo de promover la educación y las investigaciones en asuntos internacionales.
Sus oficinas han estado en distintas universidades estadounidenses, como University of Denver, University of South Carolina, The University of Arizona y Brigham Young University.
En la actualidad, la Presidencia y el Comité Ejecutivo de esta organización
está compuesta por académicos que pertenecen principalmente a universidades en
Estados Unidos. Cabe destacar que hay una minoría cuyas universidades están
ubicadas en otros países como Canadá, Japón y Reino Unido.
En
cuanto a la forma de organización, en 2019, ISA creó la sección de la región de
América Latina y el Caribe, con el objetivo de “fomentar la cooperación,
colaboración y vinculación entre académicos y estudiantes de Relaciones
Internacionales que estén residiendo en países de América Latina y el Caribe”.
También, “organizar reuniones regulares en distintos países en América Latina
para proveer oportunidades institucionales de comunicación y contacto entre sus
miembros”, así como también “crear y cultivar sus relaciones con asociaciones
disciplinarias nacionales reconocidas en la región dedicadas al estudio de las
Relaciones Internacionales y promover la colaboración entre estas
organizaciones” (ISA, 2019). Esta división dentro del esquema general del ISA
muestra una apertura hacia una mayor descentralización del alcance de la
organización, pero que al mismo tiempo conserva el poder en la estructura de
gobierno, donde se toman decisiones transversales. Y es ahí donde se sigue
manteniendo el predominio anglosajón.
Adicionalmente,
el diagnóstico sobre qué ocurre en una de las organizaciones más relevantes a
nivel internacional en materia de representación de intereses de académicos en
Relaciones Internacionales puede complementarse con lo que ocurre en las
revistas en que se publica y circula el conocimiento en distintas temáticas de
la disciplina. En la plataforma Scimago se puede dar
cuenta de un conjunto de revistas de Relaciones Internacionales y Ciencia
Política catalogadas y ordenadas según su factor de impacto. En las diez
primeras revistas, con mayor índice de impacto, hay un predominio en el 2021 de
revistas británicas (9 de 10) y una sola de Estados Unidos. Si se consideran
los primeros cincuenta, el predominio británico se mantiene, con un segundo
lugar de Estados Unidos y solo un caso de una revista editada en Países Bajos.
Es necesario agregar que las editoras de las primeras diez revistas son
Cambridge University Press,
Wiley-Blackwell Publishing Ltd, Now
Publishers Inc y SAGE Publications Ltd.
Hasta
aquí, puede afirmarse que la élite académica en los Estudios Internacionales
está concentrada principalmente en Estados Unidos y, en menor medida, en Reino
Unido. Ahora bien, esto no quiere decir que sean los únicos lugares en el mundo
donde se hacen Estudios Internacionales. Si se concibe que el conocimiento
también está atravesado por las relaciones de poder, es inevitable tener en
cuenta el lugar que ocupa la academia estadounidense en la disciplina. Ello
abre, como consecuencia, un debate en torno de la incidencia del carácter
anglosajón en la disciplina sobre los académicos latinoamericanos en su
quehacer como investigadores (Tickner et al., 2013),
desde la elección de los temas de estudio, las teorías con las que trabajan,
los lugares donde publican y los lugares a donde cursarán sus investigaciones
doctorales y postdoctorales (Montal et al., 2022); en definitiva, sobre
cómo funciona la Geopolítica del conocimiento (Estenssoro y Lorenzo, 2021) en
la disciplina.
2.
El pensamiento latinoamericano: el pensamiento situado
En el contexto del carácter anglosajón de los Estudios
Internacionales, el pensamiento de académicos latinoamericanos no figura entre
los más influyentes en la agenda mundial de la disciplina (Tickner
et al., 2013). Sin embargo, esto no significa que no haya contribuciones
significativas desde la región a la comprensión de fenómenos internacionales,
como ha sido demostrado, por ejemplo, en la reciente publicación reciente de
Eduardo Devés y Silvia Álvarez, “Problemáticas internacionales
y mundiales desde el pensamiento latinoamericano. Teorías, escuelas, conceptos,
doctrinas, figuras”, que reúne las diversas contribuciones latinoamericanas
para la comprensión de asuntos internacionales. Allí se pueden identificar
distintos niveles en los que se ha desarrollado y hoy están disponibles para la
comunidad de Estudios Internacionales mediante la elaboración de teorías,
enfoques teóricos, escuelas de pensamiento, redes, conceptos, doctrinas e
intelectuales (Devés-Valdés y Álvarez, 2020).
En línea
con el pensamiento internacional latinoamericano (Devés-Valdés,
2013; Bernal-Meza, 2020; Álvarez, 2021), existen aportes relacionados con el
pensamiento situado por parte de autores que proceden de Relaciones
Internacionales, la Ciencia Política y la Filosofía en América Latina. Lo que
tienen en común es que aportan elementos para situar el punto de partida en
América Latina. Así, se mencionan a estos autores y el desarrollo de los temas
sobre los que han trabajado por su vigencia para pensar los asuntos
internacionales contemporáneos desde América Latina, ya que proporcionan
elementos para fundamentar el desarrollo de investigaciones empíricas y
teóricas que contribuyan a los Estudios Internacionales. Se trata, como señaló
Humberto Giannini en su libro Breve historia
de la filosofía, de devolver “al pensamiento pensado su calidad de
pensamiento pensante” (Giannini, 2005: 11).
En los
Estudios Internacionales en América Latina se registra una publicación del 2007
que se ocupa del pensamiento situado. En 2007, Ana Seitz publica en el
Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador,
en el área de Relaciones Internacionales de América Latina, el trabajo Calentamiento
global, Relaciones Internacionales y realismo situado. En sus primeros
párrafos explicita una serie de cuestiones fundamentales de su planteo, cuando
dice que “este trabajo se elabora desde un lugar y con un propósito. Está
vinculado al conocimiento situado” (Seitz, 2007: 1). Aclara, además, sobre cómo
su forma de conocer se relaciona con el pensamiento situado. Según la autora,
“en sus premisas no es argumentativo ni deductivo sino fenomenológico e
inscripto en el realismo filosófico” (Seitz, 2007: 1).
En 2011,
Seitz realizó una exposición titulada “Relaciones Internacionales desde América
Latina” en una jornada en Filosofía que tuvo lugar en Montevideo, Uruguay. De
esa presentación hay una versión escrita, en la que pone en evidencia cómo
entiende al pensamiento situado en los Estudios Internacionales como
disciplina. Desde su perspectiva, pensar situadamente es una opción y como tal
es el resultado de una serie de decisiones, muchas de ellas asumidas
explícitamente. La situacionalidad requiere definir
un lugar de pertenencia que no solo se da en un contexto geográfico —América
Latina en este caso— sino que se vincula con referencias intelectuales
ineludibles para fundamentar el posicionamiento epistemológico, al afirmar que
sus fundamentos para pensar las Relaciones Internacionales desde América están
en “la filosofía latinoamericana, la referencia a la Escuela de los Anales, los
aportes de Manoranham Mohanty
y las preguntas generadas por la exhaustiva revisión que el Programa Most de la UNESCO hizo oportunamente de las Ciencias
Sociales” (Seitz, 2011).
Asimismo,
Seitz reconoce y asume una serie de supuestos que funcionan como su punto de
partida en el marco del pensamiento latinoamericano. “Todo conocimiento es el
resultado de unas premisas y unas preguntas situadas espacio-temporalmente”
(Seitz, 2011: 3). Esto le permite visibilizar el componente situado de lo
universal, cuando dice: “No se niega la universalidad, sí se plantea pensar
desde un universal ‘situado’. Aquí tanto Zea, Lander, Dussell,
Casalla, Biagini, Alemián, Maresca, Vignolo han aportado
reiteradamente los fundamentos de esta perspectiva” (Seitz, 2011: 3). Asimismo,
tales supuestos tienen que ver con una forma de concebir la dinámica del
tiempo, la forma de conocer, así como también de concebir las relaciones entre
las realidades y las disciplinas, cuando dice: “Dentro de este planteo las
claves, que son: vínculo espacio-temporal del conocimiento; concepto de
presente histórico; cuádruple dimensión del tiempo o dialéctica abierta;
estructura, vínculo inductivo y crítico entre realidad y teoría e
interdisciplinariedad” (Seitz, 2011: 3). Desde su opción por el pensamiento
situado, propone tres teorías “para mirar científica y situadamente” (Seitz,
2011: 3): la integración como dinámica histórica regional, el paradigma de la
Dualidad, el concepto de vida internacional, y el cálculo del margen de
maniobra (Seitz, 2011). A los efectos de este trabajo, constituye una evidencia
del pensamiento situado en los Estudios Internacionales en América Latina, así
como también de aspectos de la realidad latinoamericana e internacionales que
fueron teorizadas en la región desde esta aproximación.
Además
de los Estudios Internacionales, en la Ciencia Política en Argentina también se
trabaja desde el pensamiento situado. En 2020 se presentó la Colección
Pensamiento Situado en una edición conjunta entre el Centro de Estudios
Desarrollo y Territorio de la Facultad de Ciencias Política y Relaciones Internacionales
de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina), la editorial de la misma
universidad y la Editorial Fundación Ross. Es una colección que propone una
forma de mirar lo que sucede a nivel local, nacional y regional. En ese evento,
se presentaron tres tomos de la colección: Espacios de la Política.
Cartografías, geoculturas y geopolíticas americanas,
de Oscar Madoery; La Sofía primero. La Episteme
después, de Carlos Cullen, y Filosofía Americana y Educación, de
Pablo Aguzín.
Ese
mismo año, Oscar Madoery publicó el artículo “La
noción de situación en el pensamiento y la acción política” en la Revista
Argentina de Sociología. Si bien no es la primera obra en la que trabaja
desde el pensamiento situado (Madoery, 2016), este
artículo aporta definiciones que permiten comprender cómo es interpretado por el
autor el pensamiento situado y cómo se relaciona con la Ciencia Política. En
primer lugar, lo considera como una epistemología crítica, con estrechas
conexiones con el pensamiento latinoamericano. De hecho, reconoce que “la
Filosofía de la Liberación realizó aportes tempranos al sostener que el lugar
desde dónde se piensa era el punto clave de diferencia con el pensamiento
europeo” (Madoery, 2020: 82).
La
referencia a la filosofía latinoamericana es ineludible en su planteo, por sus
antecedentes en los que abreva el pensamiento situado, pero también por la
importancia que otorga al explicitar el punto de partida desde dónde pensar.
Para Madoery “hay muchos lugares desde donde mirar la
realidad y desde donde planificar acciones; por lo tanto, se hace necesario
mostrar cuál es la perspectiva desde la cual lo hacemos. De esta manera se hace
explícito el posicionamiento político, ya que los puntos de vista no son nunca
neutros” (Madoery, 2020: 95). Además de ubicar a Maodery en una tradición de pensamiento latinoamericano, el
artículo plantea una serie definiciones en torno a la “situación del pensar”.
No se trata solamente de una ubicación geográfica, ni tampoco de hacer
referencia exclusivamente a una situación determinada. Tiene que ver también con
“una decisión, un modo de tomar posición en el espacio-tiempo, una opción
política”. Y para ello es necesario “elegir desde dónde pensar y para qué
actuar”. Y lo que se define es “desde dónde, desde cuándo, con quiénes y contra
quiénes”. Así, el pensamiento situado pone en juego tres dimensiones de la
subjetividad, íntimamente conectadas: la ética, la política y la epistemológica
(Madoery, 2020: 90). La propuesta de Madoery permite entonces reconocer elementos para
fundamentar un pensamiento situado en Relaciones Internacionales.
El
pensamiento situado, junto con antecedentes en publicaciones en los Estudios
Internacionales y la Ciencia Política en América Latina, también ofrece registros
en la Filosofía Contemporánea y particularmente en Filosofía Política; entre
ellos, Razón y liberación de Mario
Casalla, 1973. Si bien su planteo fue hecho en el ámbito de la Filosofía, tiene
como función en este trabajo el fundamentar al pensamiento latinoamericano en
los Estudios Internacionales. En esta línea, Casalla fue más allá al afirmar
acerca de la necesidad y urgencia de tomar posición respecto a los centros de
poder mundial, al decir que “o continúa sirviendo los intereses y necesidades
de los centros de poder de los que ha surgido, o se incorpora —aceptando el
desafío y la necesidad histórica— al proceso de liberación irreversible en que
el conjunto de la Nación Latinoamericana se halla empeñada” (Casalla, 1973: 9).
Frente a eso, su apuesta fue buscar un camino autónomo de pensamiento en el
marco de la filosofía latinoamericana.
Al
hacerlo, se encuentra con una cuestión central a resolver: la tensión entre lo
universal y lo particular. Advertir dicha cuestión es relevante porque tiene
consecuencias sobre la posibilidad de concebir la existencia de una Filosofía
Latinoamericana. De hecho, es posible argumentar que esta se puede abordar como
un elemento universal y no tiene sentido agregarle el adjetivo de “latinoamericana”.
Lo que este argumento podría admitir es la posibilidad de pensar en una
Filosofía en América Latina. Al respecto, Casalla desmonta el argumento de lo
universal como separado de cualquier particularidad, señalando que la filosofía
cuando se plantea como universal en realidad lo que se está haciendo es
escondiendo sus atributos relacionados con el tiempo y el lugar geográfico,
porque en realidad surge de una situación concreta, “lo universal es siempre un universal
situado o, de lo contrario, un mero universal
abstracto carente de todo contenido. El discurso filosófico, la Filosofía,
es el saber de lo universal concreto,
un ‘saber’ donde lo particular —superándose consecutivamente— alcanza la
estructura de lo universal” (Casalla,
1973: 15).
Asimismo,
Casalla agrega que “no se trata aquí de concebir particularismo alguno o de oponer una filosofía latinoamericana a otra europea, por el contrario, lo que sí se
busca es la constitución de la propia
Filosofía en estas tierras y en esta historia nuestras” (Casalla, 1973: 16). Con este
argumento, Casalla no refuerza lo universal en sí mismo, ni tampoco lo
particular. No cae en esta oposición de elementos. En realidad
se concentra en generar una autoafirmación en el conocimiento desde América
Latina. Es desde el universal situado que habilita cuestionar las relaciones de
poder en el ámbito académico de los Estudios Internacionales y a explorar los
mecanismos que la constituyen. De lo que se trata, advierte, es hacer una “ruptura de la dependencia ontológica
de Europa, considerado como centro” (Casalla, 1973: 86).
Tal
planteamiento sobre el universal situado se relaciona con una obra de 2011 de
Alejandro Auat, Hacia
una filosofía política situada, que representa una expresión concreta de
una búsqueda por fuera del canon establecido de pensadores, de temas, de cómo
se debería hacer filosofía. Esto se refleja en su forma de entender a la
filosofía, un modo que se mueve sobre un eje deslizado entre lo empírico y lo
universal. El aquí y ahora es la marca temporal y geográfica del pensamiento. Y
desde ese contexto histórico surge el pensamiento, con la pretensión de tener
universalidad, en tanto “pretender hacer una filosofía situada implica un doble
desafío y más de una dificultad. Por un lado, no podemos renunciar a la
abstracción de los conceptos y a su pretensión de universalidad. Por otro, la situacionalidad del pensar remite siempre a un aquí y ahora
que es el que motiva las indagaciones, los acentos, los sentidos” (Auat, 2011: 11). El autor nos muestra a un pensamiento
situado que está en tensión, en un “aquí y ahora”, alejándose de una
neutralidad valorativa sin coordenadas espacio-temporales en los que
contextualiza el pensamiento.
Cabe
aclarar que esta situacionalidad en América Latina no
es exclusiva de nuestra región pues también ocurre en el mundo anglosajón,
donde está el predominio a nivel internacional de la disciplina. Otra forma de
observarlo es mediante los debates en los Estudios Internacionales, que por
definición son situados en el Norte Global y, desde este marco epistemológico,
las contribuciones latinoamericanas no están consideradas en dicha versión
dominante de la disciplina (Tickner, 2002). En esa
línea, en 2006, Fred Halliday publicó Las Relaciones Internacionales y sus
debates, que permite ver su evolución histórica y presenta una síntesis de
los referentes intelectuales en las teorías en Relaciones Internacionales. Si
bien tiene una función de síntesis, lo cierto es que precisamente en esa misma
acción pone de manifiesto el predominio anglosajón y la falta de reconocimiento
de los aportes de intelectuales que proceden de otras regiones del mundo. En
2019, Marcelo Gullo publicó su libro Relaciones Internacionales. Una teoría
crítica de la periferia sudamericana, obra en la que destaca que el
predominio a escala mundial de la producción teórica en Estudios
Internacionales viene de Estados Unidos. Son estas teorías las que se usan en
la mayoría de las universidades del mundo. Tal hecho explica que Estados Unidos
se haya convertido en un lugar de referencia para la formación y la
especialización de Estudios Internacionales (Gullo,
2019).
De
acuerdo a lo observado hasta aquí, la condición situada del pensamiento
latinoamericano es reivindicada por autores que trabajan en el ámbito de las
Humanidades y Ciencias Sociales, cuyas ideas tienen la potencialidad de
contribuir a los Estudios Internacionales. Sus planteamientos cuestionan el
carácter deductivo del proceso de conocimiento, y al hacerlo, proponen
alternativas que habilitan a pensar las relaciones internacionales
contemporáneas desde América Latina. Ahora bien, es necesario aclarar que hay
contribuciones que permiten fundamentar un pensamiento latinoamericano que no
necesariamente proceden de Estudios Internacionales y que no están vinculadas
explícitamente al pensamiento situado.
Amado Cervo publicó en 2008 “Conceitos
em Relações Internacionais”
en la Revista Brasilera de Política Internacional de la Universidad de
Brasilia, un artículo que luego fue publicado en 2012 en español por la Revista
de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid. Cervo es crítico frente a las teorías en Relaciones
Internacionales elaboradas en países centrales, al apuntar que “las teorías que
sirven al Primer Mundo no son convenientes, necesariamente, a los emergentes” (Cervo, 2013: 152). Cuestiona el carácter universal de las
teorías y tiene implicancias en las preguntas que se pueden hacer en ámbitos
académicos en el Sur Global en Estudios Internacionales y acerca del predominio
de teorías en el Norte Global que circulan en ámbitos universitarios del Sur
Global. En pocas palabras, se pregunta sobre qué es lo que se enseña en los
ámbitos académicos relacionados con los Estudios Internacionales. Para Cervo, “ha llegado el momento de repensar la función de la
disciplina de la teoría de las Relaciones Internacionales que ocupa un lugar
destacado en los currículos de los cursos de graduado y posgraduado” (Cervo, 2013: 162). Esto abre un conjunto de preguntas
relacionadas a la producción y la enseñanza de conocimiento sobre las Relaciones
Internacionales que van más allá de Brasil e incluye América Latina y, en
términos más amplios, al Sur Global.
Otro
autor que ha elaborado propuestas para pensar América Latina es Hugo Zemelman.
En 2005, publicó Voluntad de conocer. El
sujeto y su pensamiento en el paradigma crítico. En esta obra hay un
elemento que permite acceder a la cuestión medular de su propuesta. Lo que
observa es que las Ciencias Sociales están en crisis y lo están porque hay un
desfasaje entre la realidad, con su propia dinámica, y los conceptos
disponibles. El desafío entonces pasa por construir un conocimiento que sea
adecuado a la realidad que se quiere conocer. Y para ello agrega una serie de
consideraciones. No se trata de una cuestión meramente metodológica: tiene que
ver con la consciencia histórica del sujeto, con sus preguntas significativas
para su contexto (Zemelman, 2005: 9). El autor propone “colocarse frente a la
realidad” sin categorías que tengan un significado predeterminado, porque
supone asumir un determinado comportamiento y comprensión de la realidad que
podría efectuarse recurriendo a una teoría. Hay un supuesto que aquí asume: la
realidad sociohistórica no es estática, está constituida por un campo de
opciones, de sujetos que tienen proyectos y distintas capacidades (Zemelman,
2005: 26). En este marco, propone al “pensamiento epistémico” como una forma de
aproximación a la realidad sociohistórica. Dicha aproximación por definición no
tiene contenido, pues “el pensamiento epistémico es preteórico,
funciona sin un corpus teórico y, por lo mismo, sin conceptos con contenidos
definidos, con funciones claras de carácter gnoseológico o cognitivo, o para
decirlo de otra manera, con funciones de determinación o con funciones de explicación”
(Zemelman, 2005: 70).
La
propuesta de Zemelman resulta fundamental como forma de conocimiento de
fenómenos internacionales desde América Latina, ya que no se parte de un
esquema teórico prefijado, sino de una actitud de apertura frente a una realidad,
que es compleja por definición. De hecho, son los conceptos que establecen una
simplificación de sus atributos de la realidad para poder captarla y
comprenderla.
También
pueden encontrarse en Chile los aportes de Humberto Giannini en su obra La “reflexión”
cotidiana. Hacia una arqueología de la experiencia, donde refiere a su
manera de hacer filosofía, la cual puede relacionarse con el pensamiento
situado.
Cuando
se dice que la filosofía tiene un aspecto esencialmente autobiográfico —o
incluso, diarístico— se está diciendo de otro modo
que la filosofía, si quiere conservar su seriedad vital, sus referencias
concretas, no debe desterrar competentemente de sus consideraciones el modo en
que el filósofo viene a encontrase implicado y complicado en aquello que
explica. (Giannini, 1987: 17)
En esta publicación Giannini señala que la filosofía no está
anclada en lo abstracto, sino que pone lo cotidiano en el centro, “en lo que
pasa todos los días” (Giannini, 1987: 28), en la “realidad inmediata y
contradictoria que nos toca experimentar día a día” (Giannini, 2016: 88). Es un
punto de partida al que se aproxima gracias a un método que propone una serie
de etapas. La primera es fundamentalmente descriptiva, que privilegia tener una
mirada general sobre un determinado fenómeno. Para ese momento es suficiente
tener en cuenta los datos que se pueden observar en la superficie del fenómeno,
tanto a nivel topográfico como cronológico. Estos son los dos elementos de la
vida cotidiana que es necesario considerar. A esta aproximación la denomina
“mirada extensional”. Posteriormente, propone identificar “puntos provisorios
de acceso” del fenómeno, con el propósito de alcanzar una experiencia común en
lo cotidiano, que va más allá de la propia subjetividad. Es en la exploración
de lo común donde delimita su interés teórico, donde se puede alcanzar el arjé, el método que se pregunta por los principios,
los fundamentos, sobre la configuración del “subsuelo de la realidad”
(Giannini, 1987: 23). Llama a este método filosófico “diarística”.
Si bien
cuando Giannini propone dicha formulación estaba pensando particularmente en la
Filosofía, su contribución podría potenciarse aún más. Si se lo relaciona con
los Estudios Internacionales, la diarística permite
abrir la observación de relaciones internacionales desde América Latina, pero
no desde una perspectiva tradicional, en el que el componente militar ocupa un
peso central. Es así como la diarística, al acercarse
a la Geopolítica en lo cotidiano, permite potenciar a los Estudios
Internacionales en su alcance, ofreciendo una forma concreta de comprensión del
mundo. Como ejemplo de la Geopolítica en lo cotidiano puede considerarse un
libro de Dominique Moïsi publicado en 2017, que se
ocupa de la superficie de un fenómeno cultural para articularlo con una lectura
más amplia, relacionándolo con la geopolítica. En Geopolítica de las series
o el triunfo global del miedo advierte sobre las interconexiones entre las
emociones que se movilizan en las series y la Geopolítica. El autor propone una
interpretación que revisa el sentido de las series, un elemento de la cultura
contemporánea, producida principalmente desde Estados Unidos. Para ilustrar su idea,
señala cómo las experiencias de Estados Unidos en Afganistán e Irak fascinan a
la audiencia mundial en la serie Homeland y el mensaje que dan transforman los defectos de
Estados Unidos en victorias (Moïsi, 2017). Lo que
advierte es que existe una disputa por las percepciones, que se juegan en las
representaciones geopolíticas en plataformas audiovisuales.
De
acuerdo a lo observado hasta ahora podemos arribar a una definición en forma
inductiva sobre el pensamiento situado latinoamericano. Para esto, vale
recordar la definición que fue tomada como punto de partida acerca del
pensamiento latinoamericano. A ella, se agrega el atributo de “situado”. Para justificarlo, se
fundamenta en una serie de consideraciones. La primera, es que no
necesariamente su producción se asocia los Estudios Internacionales como
disciplina. Puede trabajarse en las Humanidades y en las Ciencias Sociales
sobre la región. La segunda, es que como forma de conocer, explícitamente,
reconocen la condición situada del pensamiento —en este caso desde América
Latina y en un determinado contexto histórico— y lo hacen mediante distintos
conceptos que contribuyen a cuestionar la universalidad del pensamiento, que en
el caso que interesa aquí, tiene que ver con el carácter anglosajón de los
Estudios Internacionales. Como consecuencia de lo anterior, el tercer atributo
es que se produce una identificación con este posicionamiento epistemológico
que fundamenta su aproximación a la comprensión de la realidad social como
punto de partida. Y por último, el cuarto atributo
trata de un conocimiento crítico de un orden de las relaciones de poder.
Reflexiones
finales
El pensamiento situado latinoamericano puede ofrecer a los
Estudios Internacionales el fundamento como punto de partida desde América
Latina para desarrollar marcos interpretativos sobre realidades
internacionales. El cuestionamiento a la universalidad y la reafirmación del
punto de partida constituye una forma autocentrada de
construir conocimiento en América Latina, en una disciplina en la que la
definición de la agenda de la disciplina se corresponde con el ámbito
universitario en Estados Unidos y en Reino Unido.
El
pensamiento situado latinoamericano en tanto punto de partida es una búsqueda
inacabada que pretende mostrar que hay caminos transitados y que se pueden
continuar. Resulta particularmente importante resaltar este punto porque el
pensamiento situado puede ofrecer una perspectiva centrada en la región para
comprender las relaciones de poder en el contexto de distintas geografías del
mundo y, de esta manera, contribuir a la comprensión de relaciones
internacionales contemporáneas.
La
realidad en América Latina requiere este tipo de construcciones con urgencia,
en una región con marcos contrastes, de abundantes recursos naturales y estructuralmente
desigual a nivel social y económico. Por todo lo expuesto, el pensamiento
situado latinoamericano tiene una importancia estratégica para los Estudios Internacionales
en América Latina, cuando se debate acerca del futuro de la disciplina, en
particular sobre la descentralización de la disciplina desde el Sur Global, y
también, sobre los factores geopolíticos que pueden condicionar y abrir
posibilidades respecto de nuestro margen de maniobra. El desafío es que lo
internacional sea verdaderamente internacional.
*La idea de este trabajo surgió a partir del fundamento epistemológico para
comprender desde los Estudios Internacionales en América Latina, al
Reino Unido, como actor en las relaciones internacionales contemporáneas,
incluyendo a sus distintas agencias. Su elaboración se hizo en el marco de dos
proyectos:
PIDUNTDF 2019 “La política del Reino Unido hacia la Antártida, 2002-2001”, financiado
por la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
Atlántico Sur.
PICT 2019 “¿Quién decide en tiempos de cambio climático? La Política
del Reino Unido hacia las áreas protegidas en la Antártida, 1998-2018”, financiado
por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo
Tecnológico y la Innovación, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
de Argentina.
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Recibido: 16/10/2022
Aceptado: 21/12/2022
Publicado: 17/01/2023
[1] Centro Austral de Investigaciones
Científicas – CONICET y Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e
Islas del Atlántico Sur, Ushuaia, Argentina, ORCID 0000-0002-7990-5157, clorenzo@conicet.gov.ar