Latour, B. (2013). Investigación sobre los modos de existencia. Una
antropología de los modernos.
Revista
Estudios Avanzados 37,
diciembre 2022: 124-126. DOI
ISSN 0718-5014
Reseña
Latour, B. (2013). Investigación sobre los modos de existencia. Una
antropología de los modernos. Trad. Alcira Bixio. Buenos Aires, Paidós.
América Opazo Soto[1]
Investigación sobre los modos de existencia. Una antropología
de los modernos,
de Bruno Latour (2013), es una obra que cumple una década, tras su última
contribución junto a Nikolaj Schultz, concentrada esta última en realizar un
llamado a la constitución de una clase ecológica: Latour y Schultz llaman a
redibujar la comprensión de la noción de clase, entendida como una lucha por
las condiciones materiales de la producción para relevar y reconocer la
confrontación novedosa que se va agenciando por las condiciones materiales de
la sobrevivencia (Latour y Schultz, 2022). En esta perspectiva el trabajo sobre
los modos de existencia propone un programa de investigación cuestionador de la
modernidad y diplomático con ella. En este margen, Investigación sobre los
modos de existencia. Una antropología de los modernos, es ambicioso y epocal, tanto así que su preocupación por la constitución
de la realidad ha sido polémica, precisamente por su aspiración abarcadora, no
solo concentrada en rastrear prácticas específicas, localizadas, siempre
desmarcadas de ejercicios de purificación de lo humano y lo no humano.
Respecto
a los modos de existencia, persiste una preocupación de Latour por comprender
la cohabitación en un mundo común. Aquí se convoca a quienes se interesen en
participar de esta agenda a recorrer un
inventario de quince modos de existencia, todos ellos ordenados en cinco grupos.
A saber: Sin cuasi objeto
y sin cuasi sujeto (grupo 1); cuasi objetos (grupo 2); cuasi sujetos (grupo 3); grupo de vínculos de los cuasi objetos y de los
cuasi sujetos (grupo 4), y grupo metalenguaje (grupo 5).
Cada modo de existencia cuenta con un nombre específico vinculado a
categorías, y al final del libro, el autor propone un “cuadro cruzado”, donde
además se articulan diversas pruebas que permitirán a cada modo propuesto decir
su verdad.
El orden no es azaroso ni fortuito, sino que por
el contrario, despliega toda una metodología que permite abordar las formas
objetivas utilizadas para alcanzar y aprehender al conocimiento científico.
Ciertamente el trabajo inicial de Bruno Latour demuestra su interés por
rastrear cómo científicos y científicas llevan a cabo sus prácticas en
laboratorios (2007) o en el terreno (2001), y es desde allí que esta obra
incita a poner en relieve una discusión y crítica sobre la modernidad. Para
ello Latour invita a rastrear la propia verdad o falsedad del hacer ciencia.
Así, en perspectiva latouriana, un modo de
existencia se constituye inicialmente como un error de categoría, es decir,
“cuando tomamos una cosa por otra, cuando nuestros interlocutores nos corrigen
y cuando debemos rectificar, gracias a pruebas dolorosas, la clave de
interpretación que tendremos que aplicar de ahora en adelante en situaciones
similares” (Latour, 2013: 60). Desde este cuidado por el logro de
interpretaciones otras es donde Latour propone un inventario de modos de
existencia con su respectiva taxonomía para cada categoría propuesta, con sus
respectivas trayectorias asignadas.
El libro abre recovecos surgidos de las reflexiones del autor, provocanto a ratos discontinuidades en el hilo conductor
que Latour intenta mantener en el texto. Así, en casi quinientas páginas se
despliega un trabajo fuera de lo convencional, desmarcado de linealidades y
cercano a una composición compuesta de distintos apartados.
Sin embargo y para facilitar este recorrido, sugerimos una lectura del
libro a partir de cirtas preguntas clave que se
enuncian como orientadoras. Así, la primera pregunta, ¿cómo hacer posible una
investigación sobre los modos de existencia de los modernos? responde a los
primeros seis capítulos del libro, planteándose como una crítica a la
modernidad y su forma de aprehender al conocimiento, principalmente en la
búsqueda de objetividad y los posibles obstáculos encontrados para la
adquisición del conocimiento objetivo. En este entendido, todo conocimiento que
ha alcanzado las condiciones científicas, enunciadas como tales, se hacen
posibles de etiquetar. Las etiquetas se tornan en información específica, que
dado su estatus va permitiendo archivos, las que a su vez posibilitan
garantizar que el conocimiento se recolecte, analice y se sintetice; en otras
palabras, se mantenga. Pero no es solo la garantía lo que se encuentra en el
juego de mantener el conocimiento científico, sino que también permite una
economía en la circulación de dicha información. Por ejemplo, los resultados de
una investigación pueden circular por medios de revistas científicas alrededor
de todo el mundo, sin la necesidad que las muestras guardadas en probetas o
aquellas etiquetas mantenidas en archivadores tengan que necesariamente viajar
con las mismas revistas para poder ser reconocidas.
Con todo, la propuesta latouriana la podríamos
considerar una invitación a realizar una especie de senderismo. Esta metáfora
se hace central al momento de ir dilucidando el lenguaje del autor, y desde
dónde es posible distinguir dos ideas importantes.
Primero, Latour sugiere comprender el conocimiento como una cadena de
referencia (Latour, 2013: 86), cadena que no se sostiene entre dos puntos (la
cosa conocida y el sujeto que conoce, en correspondencia. En ello recordemos el
despliegue de la metodología epistémica que mencionábamos en párrafos
precedentes), sino que se ensancha y alarga en la consideración de las
materialidades presentes en interacción de producción científica. Una
destacable es la materialidad de lo no humano, lo que se presenta como una
constante que se mantiene sin ninguna discontinuidad aparente. Para caminar por
el sendero, un mapa supone una síntesis de información en la cual puedo saber a
qué altitud me encuentro, dónde están los refugios, o en cuál sitio un mirador
se encuentra.
Ahora, si agudizamos la mirada no hay del todo correspondencia entre el
mapa y la experiencia de hacer el sendero. ¿Qué pasaría si en ese sendero se
encuentra una avalancha que no está registrada en el mapa? Son los imprevistos
lo que Latour denomina pruebas (o alteraciones a las cuales se debe someter los
modos de existencia inventariados), los cuales, como un abismo, se deben saltar
para seguir la continuidad de la cadena.
En sí, las cadenas se encuentran tapizadas por móviles inmutables. Eso significa
que independientemente de las transformaciones que puedan presentar las cadenas
de referencia por la diferencia de los materiales en ellas articuladas, esta se
mantiene constante. Si seguimos con
nuestro ejemplo, el mapa y la información que nos guía en un sendero sintetiza
algunos datos (ya hicimos mención a la altitud, por ejemplo), mapa que puede
actualizar su información (etiquetas) aun sin cambiar del todo la montaña que
se quiere recorrer; mejor dicho, no cambia del todo la existencia de esa
montaña que se quiere recorrer. Nos dirá el autor:
La ganancia de conocimiento que nos
permiten alcanzar los móviles inmutables proviene justamente de que el mapa no se parece en modo alguno al territorio,
sin dejar por ello de mantener, por una cadena continua de transformaciones —continuidad
constantemente interrumpida por la diferencia de los materiales ensamblados—,
un pequeño número de constantes. (Latour, 2013: 87)
Las discontinuidades como pequeñas alteraciones siempre
estarán presentes en la generación de conocimiento, buscando en la propuesta de
Latour las diferencias entre una experiencia y otra, constatando la manera de ser propia de
cada modo, pero también sobre la manera positiva que tiene de inventar una
nueva forma de alterarse.
Con
todo, el libro de Latour se dinamiza como una suerte de entrenamiento en el
cual algunas preguntas emergen como pistas en el sendero propuesto: ¿qué tengo
que aprender para seguir el sendero? ¿qué es prioritario observar en el sendero
para no perderme? ¿has entrenado?
Tales preguntas, que pueden resultar incómodas,
son parte del proceso latouriano que ponen al
investigador y a la inveesigadora en la encrucijada
de responderlas y asumir lo que nos falta para hacer el sendero que se propone.
Pero, además, este tipo de libro articula en sí una pregunta que se resulta
central: ¿qué es lo que hace que una experiencia pueda mantenerse en la
existencia?
La guía
para producir interpretaciones que Latour nos sugiere en su libro se enmarca
más cercanamente a vertientes del hacer científico moderno, y desde el
entrenamiento que nos propone pareciera que su guía intenta hacer visibles
aquellas interpretaciones acerca de otros modos de recorrer, como
conocimientos, saberes, sentires otros existentes en la modernidad. Sin embargo,
quedan aspectos menos explorados, donde el etiquetado científico no sería lo
más apropiado, o donde los móviles inmutables surcan hiatos con otras
referencias. Si bien reconocemos como contributivo descentrar una comprensión
única de los modernos, la guía de Latour inquieta al pensar más allá de los
modernos, menos en las guías y más en las afectaciones que producen los enredos
posibles de sus existencias inquietantes. Los modos de existencia modernos,
concentrados en no perder el sendero, están cohabitando este planeta con otros
modos de existencia, equipados con pruebas otras, a cargo de transitar en
horizontes históricos distintos. Conocimientos ancestrales, campesinos,
mestizos, negros, disidentes, saberes otros que, teniendo cadenas de referencia
y abismos múltiples, siguen enfrentando exterminios, enredándose a lo largo de
nuestra América, nuestras montañas, nuestros cauces de agua, para resistir
pruebas que han sido sin duda dolorosas.
Bibliografía
Latour, B. (2013). Investigación sobre los modos de
existencia. Una antropología de los modernos. Trad. Alcira Bixio. Buenos
Aires, Paidós.
[1] Universidad Católica del Maule, Curicó Chile,
ORCID 0000-0003-4070-3037, opazo.america@gmail.com